Nueva Esperanza |
El trabajo
propuesto en masculinidad para ser implementado en la ciudad de Mocoa, presupuestó
el encuentro con: jóvenes
hombres, jóvenes mujeres, hombres adultos y mujeres adultas, que participan de
diferentes acciones promovidas por el ACNUR. Cada encuentro propuso explorar los imaginarios y
representaciones que se tienen sobre el ser hombre y la masculinidad.
El objetivo
fundamental que se propuso, fue identificar que hace hombres y cuáles son las emociones que los hombres expresan en su entorno.
Esta tarea requería rescatar los saberes individuales y llegar a reflexiones
colectivas para cuestionar el patrón masculino que sirve de referente y en especial preguntarse como este afecta las
relaciones de género.
Un elemento que llama significativamente la atención,
es la dificultad para identificar emociones como hombres, elemento que es
relevante dado los patrones masculinos que vinculan las inexpresividad, la insensibilidad y castración emocional como resultado se una construcción
masculina hegemónica y patriarcal. Este grupo de jóvenes en especial se sintió
limitado para referirse a mociones masculinas y logran identificar algunas emociones de rabia, ira, tristeza, miedo desespero, obsesión, angustia,
rencor frente a otras pocas como amor, alegría y pasión .
El grupo de mujeres
jóvenes por su parte trabajo sobre la construcción de un sujeto masculino que
representara lo que para ellas son los hombres, este grupo particularmente
conto con niñas y jóvenes (12 a 20 años). Dentro de los resultados que el
ejercicio permite rescatar esta la vergüenza por representar la genitalidad
masculina, se debe mencionar que solo el grupo de las mujeres más pequeñas
elaboraron siluetas masculinas sexuadas y dieron pauta para que las mayores
incorporaran penes en sus dibujos.
Puerto Leguizamo |
La mayoría de características mencionadas por las mujeres
jóvenes hablan de hombres mentirosos, groseros, infieles, celosos, intensos,
problemáticos, violentos, vagos y borrachines. Dentro del taller uno de los
pronunciamientos que mayor discusión generó,
mencionaba como el ejercicio de la infidelidad era permitido por algunas
mujeres con la condición de no enterarse o incluso sabiéndolo y aceptándolo con
la condición de no perder el respaldo económico
por parte del hombre. Con esta
discusión resulta importante preguntarse por el tipo de procesos que las
mujeres deben hacer para replantearse su condición como mujeres en las
relaciones con los hombres.
Con
población adulta, luego de socializar carteleras y mediante dibujos dejaron ver las características de esos hombres cercanos,
nos dimos a la tarea de preguntar por los desempeños que se espera estos
hombres cumplan; lo que permitió conversar
desde las pautas de crianza masculinas que como mujeres madres imparten a sus
hijos, y como estas pautas
posteriormente afectan las relaciones de género. Una sesión llena de
risas, de miradas entre ellas y al final de aceptación por comprender el
mensaje.
La visita a Mocoa, Puerto Asís, Puerto Leguizamo, La Hormiga, San Miguel, deja en el horizonte premisas a trabajar, con los jóvenes de la comunidad
visitada la impresión de liderazgo y de responsabilidad afectiva con los niños
y las niñas debe ser un derrotero que direccione acciones de intervención que
fortalezcan estos procesos que como hombres han asumido desde un par de años
atrás y que hoy se reflejan en su actuar comunitario.
Un elemento
interesante que se hace notar al visitar la comunidad, es el papel que el grupo
de jóvenes puede cumplir dentro de su entorno en términos de cuidado y
protección de la vida, al igual que en el cambio de prácticas masculinas que se
apartan del patrón hegemónico y se pueden aventuran a otro tipo experiencias como hombres.
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