sábado, noviembre 05, 2022

Comunicación educativa para promover la transformación social en perspectiva de masculinidades corresponsables y no violentas. #ElMachoNoSabeMucho &#SerHombreHoyEs

    

Estrategia de comunicación educativa para promover masculinidades corresponsables y no violentas.

 


Román Alexis Huertas Montoya


Con el ánimo de aunar esfuerzos para implementar las actividades en el Cooperative Agreement suscrito con USAID para el programa Somos Comunidad y de acuerdo con su propósito de aumentar la seguridad y la capacidad de resiliencia de las comunidades frente al crimen, la delincuencia y la violencia se entiende como necesario impulsar la transformación cultural sobre las normas sociales asociadas a la ocurrencia y causantes de la violencia basada en género.

Así, se implementan acciones dirigidas a diferentes grupos de interés: jóvenes, autoridades locales de la ruta de prevención y atención de VBG y organizaciones de la sociedad civil, con quienes se trabaja para la mejora de la cohesión social y el fortalecimiento de los sistemas de seguridad local en 10 municipios del país. Allí se hace necesario desarrollar una estrategia sobre masculinidades corresponsables y no violentas que aporte a la transformación cultural en la dirección de las normas antes señaladas.

Exposición del fenómeno problema  

La intencionalidad enunciada en el nombre de la estrategia, proyecta claramente los derroteros del fenómeno problema que se quiere contrarrestar, entendiendo que son los hombres los principales perpetradores de las violencias contra las mujeres y que deben ser ellos protagonistas en la prevención de esta forma de violencia, de manera coherente y consecuente se promueve la corresponsabilidad y la no violencia como nuevos paradigmas de las normas, actitudes y comportamiento sociales esperados en los niños y los hombres.

Delimitar o definir el fenómeno problema desde la información asociada presente en cada municipio y acceder a la comprensión que tiene sobre el fenómeno la comunidad local, posibilita perfilar desde la evidencia empírica e identificar el desafío educativo que cada territorio representa. Es necesario entonces reconocer datos de fuentes locales de los índices de violencia física, psicológica, económica y política; prestando atención a los informes de delitos sexuales contra mujeres, a la frecuencia y agresores en los casos de violencias de pareja.

Estos datos, junto con la percepción de las personas de la comunidad sobre el problema; nos brinda claridad frente al fenómeno que queremos afectar con la estrategia.  Y nos plantea el alcance del desafío educativo que se puede agendar desde la comunicación. Lo anterior implica hacer una revisión puntual de la información existente de cada uno de los 10 municipios previo al encuentro con participantes del grupo de interés para desarrollar dialogo críticos y reflexivos. (jóvenes hombres).

Puntos de aproximación al fenómeno previstos por la estrategia:

1.   El rol central de los hombres en las violencias contra las mujeres conlleva a la necesidad de generar esfuerzos por comprometer a los hombres y niños en la erradicación de este fenómeno.

2.   Diferentes esfuerzos y campañas en la región impulsan a obtener más información territorial sobre actitudes de género en hombres y niños que favorezcan la apropiación de conocimientos sobre masculinidades corresponsables

3.       Incorporar un enfoque relacional de masculinidades y tener presente esta perspectiva en la elaboración y formulación de planes y acciones para contrarrestar la violencia contra las mujeres.   

El trabajo territorial en los municipios.

La Estrategia de Masculinidades Corresponsables y No Violentas inicio la ruta de territorialización municipal en el siguiente orden: San Andrés de Tumaco, Santander de Quilichao, Sardinata Norte de Santander. Cáceres, Caucasia en el Bajo Cauca, Carmen de Bolívar, San Jacinto y El Guamo en Montes de María, Valencia-TierrAlta (https://www.google.com/maps/d/edit?mid=1GMuDvDte__PaNFOKYr7G9Ip-7V_c3Vxs&usp=sharing).

La participación de los hombres jóvenes y de semilleros de género, masculinidades y/o iniciativas en comunicación, brindaron los insumos necesarios para la identificación de los tópicos de mensajes necesarios para diseño y definición de las piezas comunicativas a desarrollar para que se promuevan la transformación de normas sociales asociadas a la ocurrencia de la violencia basada en género que más reconocen los participantes.

Se identificaron así los desempeños esperados para los hombres en la vida cotidiana, asociados a la cocina, (labores domésticas) la crianza, (tareas de cuidado) y la cama, (relaciones de pareja) resultando esquemas de mensajes, guiones para piezas y de estructuras de comunicación posibles para la producción de estas en el marco de la estrategia.






Se diseñaron piezas desde las dos líneas #ElMachoNoSabeMucho y #SerHombreHoyEs.

Producción de piezas  

#ElMachoNoSabeMucho #SerHombrehoyEs

El primer paso en la línea anterior fue señalar las normas que pueden acarrear que, desde la socialización temprana, los hombres se asuman en prácticas y comportamientos que los hacen proclives a protagonizar situaciones de violencia. El segundo paso necesario en esta línea es promover la corresponsabilidad y no violencia, poder mostrar a todos los hombres, como las expectativas y el papel que actualmente la sociedad demanda de ellos, ha cambiado. 

La aparición de piezas graficas dio inicio al plan de difusión, interpelando prácticas naturalizadas en los hombres que les hacen proclives a verse asociados a situaciones que rompen la convivencia y aumentan los riesgos y la inseguridad, muchas afectando las relaciones de pareja según los jóvenes participantes de la Estrategia. Se quiso hacer un llamado directo a que los hombres socializados bajo normas de género que no se cuestionan, interpelaron lo que habitualmente no se reflexiona, pero sucede; así acudimos al #ElMachoNoSabeMucho.

#ElMachoNoSabeMucho  







 

En esta línea de mensaje de #ElMachoNoSabeMucho, se cuenta con dos cuñas de radio, una con referencia en VBG y la otra con referencia Violencia Física que se proponen difundir a partir de la aparición de la tercera pieza grafica.

#SerHombrehoyEs

Si el primer paso en la línea anterior fue señalar las normas que pueden acarrear que, desde la socialización temprana, los hombres se asuman en prácticas y comportamientos que los hacen proclives a protagonizar situaciones de violencia. El segundo paso necesario en esta línea es promover la corresponsabilidad y no violencia, poder mostrar a todos los hombres, como las expectativas y el papel que actualmente la sociedad demanda de ellos, ha cambiado.

Se hace necesario que ellos sean conscientes del compromiso en la transformación cultural, que nuestro momento como sociedad les reclama, empezando por ser cocientes de lo que significa responder a, #SerHombreHoyEs



#SerHombreHoyEs. Cuenta con doce (12) cuñas radiales que promueven la corresponsabilidad y la no violencia recreando en situaciones aspectos relacionales necesarios de reflexionar en la cotidianidad de los hombres. Manteniendo el tono propositivo para convocar a los hombres, se insiste en la intención de confrontar normas, interpelar prácticas y manifestar expectativas que recaen en ellos.

#SerHombreHoyEs Finaliza con una batería de videos -piezas cortas-, que se desarrollan retomando elementos presentes en piezas con otros formatos, (el fútbol, el gimnasio y el billar).  Pone en movimiento situaciones que reflejan como las tareas de cuidado que demandan la paternidad, se asumen de manera positiva, y pone en escena como se rompe la rutina habitual de los hombres cuando se vinculan con la vida y el mutuo bienestar, en un ejercicio de corresponsabilidad.      




jueves, enero 27, 2022

Las Masculinidades en la Reincorporación.


 

Las Masculinidades en la Reincorporación.

Por Roman Alexis Huertas Montoya.

La inclusión del tema de las masculinidades en las discusiones que se venían adelantando en los ETCR desde la Estrategia de Mujeres de FARC sobre los asuntos de género, cuidado y violencias basadas en género, busca ampliar la discusión incluyendo a los hombres en ella, frente a las necesidades manifiestas sobre Prevención de violencias basadas en género y promoción de masculinidades no violentas en los territorios.

ONU Mujeres, a partir de la comprensión de las necesidades de las mujeres excombatientes en un proceso de reincorporación, interviene desde su experiencia en el trabajo con mujeres y asuntos de género, participando de los espacios de diálogo y construcción colectiva en cada uno de los ETCR, y partiendo del principio de Igualdad y Enfoque de Género, del Acuerdo de paz, que como principio busca el

“[…] reconocimiento de las mujeres como ciudadanas autónomas, sujetos de derechos que, independientemente de su estado civil, relación familiar o comunitaria, tienen acceso en condiciones de igualdad con respecto a los hombres a la propiedad de la tierra y proyectos productivos, opciones de financiamiento, infraestructura, servicios técnicos y formación, entre otros; atendiendo las condiciones sociales e institucionales que han impedido a las mujeres acceder a activos productivos y bienes públicos y sociales. Este reconocimiento implica la adopción de medidas específicas en la planeación, ejecución y seguimiento a los planes y programas contemplados en este acuerdo para que se implementen teniendo en cuenta las necesidades específicas y condiciones diferenciales de las mujeres, de acuerdo con su ciclo vital, afectaciones y necesidades”. (Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. Pág. 12).

En consonancia con este principio, se adelantan acciones por parte de ONU Mujeres y otras entidades de Cooperación que buscan que se cumpla con el marco normativo de los acuerdos, planteados y firmado por las FARC-EP y el Gobierno Nacional, y en donde las propuestas de intervención deben estar encaminadas a cerrar las brechas económicas y sociales entre los hombres y mujeres, en procura de alcanzar la equidad de género y reduciendo las VBG.

En este sentido, se encuentran en el territorio el discurso de género construido por el grupo de Mujeres Farianas y los discursos y posiciones que llevan consigo las Agencias de Cooperación y los operadores en territorio. Así, en este ambiente, es que aparece el interés por que los hombres participen de las discusiones frente a las violencias basadas en género y la equidad de género.

Desde este momento y en adelante, hablar de masculinidades, atañe a la participación de los hombres en las discusiones de los temas mencionados y la participación activa de las mujeres en las decisiones colectivas que se hacen sobre los elementos observados frente al modelo de reincorporación a la vida civil de los excombatientes de las FARC.

Encontraremos que existe una suerte de inexperiencia de todos los actores involucrados en este proceso de acompañamiento a la reincorporación, frente al abordaje y desarrollo de las masculinidades, que es proporcional al interés particular de las mujeres excombatientes por revisar la construcción de masculinidades no violentas, tras el reciente cese armado y desmovilización del grupo guerrillero, en Colombia.

Se encuentra entonces que, la reincorporación, de un grupo armado de casi 60 años de antigüedad en el contexto actual, es un tema nuevo que permite que los excombatientes al dejar la guerra se proyecten a otros estilos, formas y expectativas de vida, por lo tanto, se viven momentos de reconstrucción frente a las dinámicas de la vida civil y las relaciones con el territorio (Estado, tierra, vecinos, entre otros). Este ejercicio que requiere una profunda reflexión le permite a los hombres y mujeres excombatientes replantearse una nueva cotidianidad, empiezan a proyectar nuevas expectativas de vida que no eran posibles mientras estaban en la guerra, como conformar una familia, iniciar emprendimientos, crear negocios, asociarse en busca de un bien común, entre otras.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, se encuentra que las acciones realizadas por las organizaciones implementadoras que acompañan la reincorporación, responden en su mayoría a procesos de formación y a la construcción de rutas comunitarias para la prevención, atención y protección de la VBG, que se instalan como acciones propuestas desde las comunidades de las veredas y los municipios, varias de ellas, enmarcadas en los PDETs (Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial), específicamente en el desarrollo del Pilar 8, Reconciliación, Convivencia y Construcción de Paz; cuyos resultados son muy favorables a la hora de revisar la incidencia de la propuesta en las actividades de formación a las mujeres y hombres de los ETCR y veredas, ya que la gran mayoría de los talleres se centra en la comprensión de los PDET y el Acuerdo Final.

Los ejercicios de formación y construcción de rutas comunitarias han permitido evidenciar problemáticas asociadas a las VBG y a la violencia sexual en los ETCR y las veredas, como la falta de fortalecimiento de las formas de asociación de las mujeres en proyectos productivos, así como la falta de un acompañamiento psicosocial a los hombres excombatientes y su vinculación a la ética y las acciones del cuidado. Lo anterior hace pensar en la estrategia a futuro alrededor del modelo de reincorporación de las FARC a la vida civil en el marco del proceso de paz.

Esta lectura del proceso en su conjunto y luego que en los territorios se haya dado una suerte de convergencia de discursos de género y posturas frente a las masculinidades, desde la línea de formación discursiva de las organizaciones Implementadoras y de los lineamientos institucionalizados, es notable aquellas que provienen de las mujeres farianas. No obstante, al particularizar las narraciones que los diferentes actores hacen de las experiencias y de los territorios, es el eje político y comunitario de los desmovilizados el que demuestra el mayor desarrollo y relevancia en la discusión sobre los temas de género y masculinidades, así como el que muestra el principio de Igualdad y Enfoque de Género del acuerdo de paz.

APRENDIZAJES QUE EMERGEN DE LAS EXPERIENCIAS


En cuanto a la aplicación de un marco conceptual de masculinidades en la implementación de las diversas propuestas sistematizadas. Desde las experiencias se aprende que:

 APRENDIZAJE 1

En las estrategias de formación y ejercicios de reflexión sobre temas de género, violencias basadas en género y violencia sexual, es importante desde la formulación de las propuestas iniciales, intencionar un enfoque de masculinidades que permita vincular a los hombres excombatientes.


 

En el desarrollo de las experiencias se evidenció que es importante la vinculación de los hombres a las temáticas de género y masculinidades, ya que de esta manera ellos pueden identificar y cuestionar los dispositivos vigentes, los roles tradicionales y los estereotipos de género.

Las organizaciones vinculadas en la implementación contaron con una propuesta de intervención revisada, intencionada, y con unas actividades y productos concretos, sin embargo, la vinculación de los hombres se logra desde el reconocimiento de las particularidades del territorio y de la construcción y desarrollo de un ejercicio colectivo entre la organización implementadora y las mujeres participantes.

        En el Cauca, el proceso de formación con la escuela María Cano potenció la reflexión sobre la pertinencia y relevancia de trabajar con los hombres farianos en conjunto con las mujeres, desde un enfoque relacional de género de cara al ejercicio de la ciudadanía, dejando aún presente la necesidad de dar mayor profundidad a dicha conversación.

        En Antioquia, en Dabeiba, la escuela Vicky Hernández trascendió en la construcción de proyectos productivos, en el fortalecimiento de los comités de género desde sus componentes de formación en género, en cooperativismo, en gestión, en liderazgo y en organización, dirigido a hombres y mujeres.

        En Vista Hermosa Meta, el espacio de los talleres fue constante y la participación de los hombres reducida, casi nula. Allí las mujeres generaron un diálogo frente a los temas de VBG, el cuidado y los roles de género, pero la guía y el desarrollo de las actividades siempre la llevaba la organización responsable de la Implementación, desde su propuesta metodológica. Posteriormente, con la realización del bingo por la paz, se permitió la participación de los hombres de la vereda y el ETCR.

        En Colinas Guaviare, la organización implementadora leyó el interés de las mujeres, allí ellas buscaron vincular a los hombres en sus discusiones y acertaron que la metodología de taller no es atractiva para ellos. Así que pensaron en otra forma en la que se vinculara a los hombres en el tema y en las reflexiones posteriores. Por eso la experiencia se da desde lenguaje propuesto por la comunidad, generando el espacio lúdico del circuito de intercambio de roles, en el bazar, donde se vinculó a los hombres desde lógicas muy masculinas. En este escenario, la participación se dio desde la acción, no solo desde su asistencia.

        En La Variante de Tumaco Nariño, teniendo desde un principio la intención por convocar la participación de los hombres, se diseñaron actividades que acudían a las lógicas masculinas, involucrando destrezas y competencias a través de la escritura e interpretación canciones, clases de dibujo, pintura colectiva de murales y la conformación de equipos para un juego de rugby.

APRENDIZAJE 2

Las reflexiones en el territorio sobre los temas de género, que cuestionan la norma social que los determina, se amplia y se hace potente al reconocer los conocimientos, la construcción social y cultural que traen los excombatientes desde su formación y experiencia en filas.


 


En la construcción de las Rutas Comunitarias para la Prevención, Atención y Protección de las VBG, se hizo evidente que dada la formación política con la que contaron hombres y mujeres en la guerrilla, sea tranquilo para ellas, interpelar de manera directa a los hombres, y así complejizar en gran medida las discusiones y debates en un horizonte constructivo, a través de lo que en la guerrilla se denominaba “la auto crítica”. Las discusiones que se generaron acerca de la división sexual del trabajo y el cuidado, a partir de las relaciones horizontales de género construidas en el antiguo grupo armado, permitieron la reflexión sobre la igualdad y la equidad de género en este momento de la reincorporación.

Los diferentes escenarios donde se desarrollan las experiencias abordaron reflexiones, desde los comités de género, donde se alertó frente al cuidado, la ética del cuidado y las prácticas del cuidado; llegando a reflexiones sobre la igualdad de género en el grupo armado donde se compartían las labores de cuidado, entendidas desde la limpieza del campamento, la preparación de los alimentos, la atención de los enfermos y heridos de la organización, dimensionando así,  las cargas históricas de la distribución de trabajo entre  mujeres y hombres.

        En Meta y Guaviare, la aproximación a las masculinidades se da a partir de los talleres de sensibilización, de los conceptos que se presentan a las mujeres, niños y niñas participantes, sobre las cargas sociales y culturales de ser mujer o de ser hombre y la posibilidad de replantearlas, en relación con temas del cuidado y las VBG, lo que determina que desde la participación comunitaria se propongan acciones para vincular a los hombres interpelando sus prácticas masculinas.

        En el Cauca la conversación que despierta interés plantea cómo las mujeres se integran en unos territorios, de los cuales son parte, y que de hecho ya es muy patriarcal, al observar las relaciones de producción y cómo las mujeres trabajan la tierra, pero son los hombres quienes terminan tomando las decisiones. Una conversación que complejiza el análisis sobre la concepción de lo que es el mundo rural en cuanto el arraigo del ser humano con el territorio, del campesino hombre y mujer con la tierra.

        Por su parte, Antioquia da cuenta de cómo comenzaron los diálogos acerca de temas de violencias, en los talleres de prevención, en donde se dieron a conocer las necesidades de redes de cuidado, ya que las rutas institucionales no funcionan en los ETCR, y se inició la socialización de la ruta y el protocolo de violencia interna con la que cuenta el partido FARC, apareciendo enunciaciones de masculinidades nuevas o alternativas alrededor de los esfuerzos por ir eliminando de la vida cotidiana de los hombres las ideas patriarcales y machistas que empezaron a impactar la vida de las mujeres desde expresiones de violencias de género.

        En Nariño, en la Variante se retomó el principio fariano de la igualdad, para entender desde la lógica de intervención comunitaria a la población de excombatientes, alejándose de los conceptos clásicos de empoderamiento, sociedad y relaciones sociales, pues ellos y ellas tienen una formación intencionada del ser social, del empoderamiento a través de las armas y el discurso político, y de las relaciones con la comunidad.

 

 

En referencia a las estrategias pedagógicas de intervención en masculinidades corresponsables y no violentas. Desde las experiencias se aprende que:

APRENDIZAJE 3

 

Vincular a los hombres y aumentar su participación en los espacios, discusiones y reflexiones en temas de género, implica que las convocatorias y las dinámicas propuestas, se realicen desde lenguajes, actividades y roles que partan de las lógicas masculinas que los representan.




En las experiencias, las mujeres participantes evidenciaron que, la vinculación de los hombres en las actividades de género se facilita en la medida en que se utilicen otros lenguajes, generando espacios lúdicos donde se involucren destrezas y competencias asociadas a las lógicas masculinas. Estas acciones permiten que los hombres se sensibilicen frente las cargas culturales de género y se vinculen a las reflexiones sobre ellas.

Las diferentes experiencias que abordaron las masculinidades se dieron desde el juego, la competencia y la expresión artística, y tenían como eje central el encuentro con los otros y la construcción colectiva alrededor de aspectos de la vida cotidiana. Así, la experiencia comunitaria es la que termina por sobresalir en estos procesos, que pese a tener unos lineamientos de base, propuestos por las organizaciones Implementadoras, pusieron de manifiesto la formación política y comunitaria de los actores centrales, mujeres y hombres excombatientes de las FARC, así como las intenciones que tienen frente a la participación en estos espacios de formación.

 

  • Desde la experiencia en Dabeiba, Antioquia, las exploraciones iniciales alcanzaron a definir tres momentos metodológicos: uno desde el cuerpo, dos en las relaciones cotidianas y dinámicas sociales con compañeros y familia, y tres, en la proyección de las dinámicas colectivas y sociales en el territorio.

 

  • En el Cauca, acercar a los hombres en el trabajo desde la igualdad y equidad de género se hizo buscando visibilizar como en la vida cotidiana estos temas, no solo afecta a las mujeres, sino que también atañe a los hombres, haciendo ver que, para ellos, es necesario identificar cómo se ven afectados y limitados por razones de género, en el proceso de socialización.

 

  • En el bazar realizado en la Vereda Colinas Guaviare, se vinculó a los hombres desde la lógica de la competencia, el juego y la demostración. Allí el juego fue un escenario de participación que convocó a los hombres, llevándolos a reflexiones sobre el ejercicio en sí y relacionándolos con las temáticas trabajadas. La escasa y descendente participación de los hombres en estos espacios, fue lo que motivó a las mujeres cuestionar la forma en la que se abordan los temas de género y, en cómo se hace el llamado a que los hombres participen.

Los aprendizajes adquiridos por los hombres, en el ejercicio del bazar y el cambio de roles fueron tan significativos que les permitió replicar la experiencia en el municipio de San José del Guaviare, como propia, y preguntarse cosas que seguramente no lo habían hecho antes, acerca de la distribución sexual del trabajo y los roles del cuidado.

 

  • En la experiencia del Bingo por la Paz, en Vistahermosa Meta, se identificó que el juego popular y de azar también es una herramienta atractiva para trabajar con los hombres, pues les permitió entrar en una competencia, como lo hizo el bazar en Colinas.

 

  • Los juegos teatrales y de roles en las veredas Buena Vista y Playa Rica, permitieron a quienes participaron, esencialmente mujeres, niños y niñas, que a través de la experiencia artística hicieran una comprensión más compleja del enfoque de género y las VBG, plasmando sus historias desde lo colectivo, en productos estéticos como canciones y una obra de teatro. Allí mismo, en Buena Vista, se suma la golosa como un ejercicio que convocó la participación masculina.

 

  • En La Variante, en el Municipio de Tumaco, se desarrollaron inicialmente actividades para la formación de las mujeres en temas de equidad y género, y luego acciones colectivas entre hombres y mujeres trabajar sobre las masculinidades. En estos espacios se recurrió al trabajo desde el arte y el deporte, ya que de esta manera podían contar con la participación de los hombres del ETCR y la comunidad receptora, generando así mismo, espacios de diálogo y reflexión en torno a las masculinidades, hegemónicas y alternativas, pensadas desde la diferencia entre el hombre fariano y el hombre tradicional.

 

Al pensar en las condiciones y factores de éxito para promover las masculinidades corresponsables y no violentas. Desde las experiencias se aprende que:

APRENDIZAJE 4.

Los discursos de las organizaciones responsables de la implementación plasmados en sus propuestas, respecto a los roles de género, la VBG y la violencia sexual, pueden ser diferentes y entrar en contradicción con el acervo que traen consigo los/as excombatientes desde sus saberes, creencias y prácticas.



Los socios implementadores que operan los procesos de formación, en el marco del proceso de reincorporación, si bien deben cuestionar el rol de género asociados a los hombres y mujeres tradicionalmente, deben entrar en diálogo con las construcciones de género en las que se formaron los y las excombatientes durante su permanencia en el grupo armado. Así mismo, las y los excombatientes comprenden que en su transición a la vida civil hay configuraciones de familia, de pareja, de paternidades, y de la vida cotidiana, que pueden ser diferentes a las que asumieron y experimentaron en su vida como combatientes.

 A lo largo de los procesos de formación, se evidencia una diferencia en la concepción del rol de la mujer entre las excombatientes y las mujeres de la comunidad. La comunidad receptora asume las tareas domésticas y del cuidado como una labor propia de las mujeres, lo que conlleva a perpetuar las formas de relacionarse con los hombres, quienes, a su vez, asimilan la carga histórica de jerarquía y poder de la masculinidad tradicional, y de proveedores del hogar.

Mientras que las mujeres excombatientes cuestionan el rol de los hombres “tradicionales” en las tareas del cuidado en los ETCR, dado que durante la vida en la guerrilla no había diferencia entre hombres y mujeres y las labores de cuidado y de trabajo se delegaban por igual. Los hombres que se encuentran en un proceso de transición a la vida civil, al pasar de ser hombres guerrilleros a ser hombres civiles, ya no se les exige cumplir con las tareas del cuidado y, más bien, se les señala o cuestiona si quieren cumplir con ellas. Este cambio es extraño para algunos, pero no se permiten cuestionarlo ya que les trae una descarga de tareas. Estas labores, recaen directamente en las mujeres, sumadas a otras nuevas labores como el cuidado del hogar, de los nuevos hijos, las familias extensas que llegan a vivir con ellos y por supuesto, de sus nuevos esposos.

La importancia del preguntarse ¿por qué esa distribución igualitaria de las labores no se conserva cuando pasan por un proceso de reincorporación a la vida civil? Lleva la discusión a otro espacio, pues no atañe únicamente a la construcción social del sujeto y su entorno, sino también a la construcción política e ideológica, y su relación con el entorno geográfico y social del que surgen los actores armados, pues en la vida civil las mujeres no tienen espacio de representación y toma de decisiones. Ellas, al encargarse del cuidado del hogar, ven limitada la participación en el espacio de lo público, de lo laboral y de la toma de decisiones, mientras que el ejercicio de poder recae sobre los hombres evidenciando la discriminación y barreras hacia las mujeres. Las excombatientes manifiestan que la violencia es un elemento de poder por parte de los hombres, que vulnera su integridad física y emocional.

  • Así, en Dabeiba aparece la posibilidad que permitió indagar un poco más sobre las identidades masculinas de los excombatientes e invitarles a participar de la reflexión a partir de la vivencia que habían tenido las FARC siendo guerrilla. Si bien reconocen que no era una organización perfecta, que no eran hombres deconstruidos, que no eran el hombre nuevo del que hablaba el Che, si existían unas prácticas que garantizaban las condiciones de igualdad y equidad para mujeres y hombres, que les permite hoy plantearse preguntas a partir de las vivencias que tuvieron en la guerra: ¿Quiénes ranchaban? Todos. ¿Quiénes iban al combate? Todos. No había tareas diferenciadas por ser hombres o por ser mujeres y ¿cuándo había un enfermo, eran las mujeres las que lo cuidaban? No, el colectivo era el que se encargaba. El colectivo tenía hombres y mujeres que los cuidaban. Y ¿Cuándo una mujer paría un hijo? El colectivo tomaba las decisiones.

 

  • En Cauca, si bien el tema del cuidado no ha tenido conversaciones estructuradas con los hombres, algunos se vincularon en su condición de líderes o presidentes de las cooperativas mostrándose sensibles y apoyando el empoderamiento de las mujeres. Ejemplo de ello, está en Buenos Aires, donde el responsable de género de FARC, de la Cooperativa, es un hombre.
  • El caso de la Vereda Colinas muestra como las mujeres están seguras de que, si se equilibran las cargas laborales y de cuidado entre los hombres y las mujeres, también se equilibra el ejercicio del poder, y por tanto se reducen las violencias machistas. Por esto, su propuesta surge como un ejercicio de sensibilización y cambio de roles, que pone a los hombres en la situación de asumir el cuidado de hogar, a través de un circuito de labores diseñadas por ellas mismas y, en donde, se puede generar un ejercicio de competencia con otros hombres, para despertar el interés de ellos, y generar reflexiones hacia las labores no remuneradas del hogar.
  • En la Vereda La Variante, en Tumaco, las mujeres cuestionan los espacios y los roles de poder de los hombres para proponer mejores prácticas que aporten a la construcción de la igualdad de género, confrontando además las características de las masculinidades hegemónicas o tradicionales frente a las masculinidades pacíficas, corresponsables y no violentas. Es de destacar que en algunos hombres excombatientes es mucho más marcada su participación en el cuidado de niños y niñas, en las tareas del hogar, que incluso permitió que ellos identifiquen esas buenas prácticas para fortalecerlas, desde la paternidad activa, desde la corresponsabilidad y el respeto.

De manera general, para todas las experiencias y como parte de un ejercicio de reconocimiento, las mujeres excombatientes realizan la comparación de sus historias con las mujeres de las comunidades receptoras, y perciben las diferencias con respecto a la vida que llevaban como combatientes. Este ejercicio autorreferenciado les permite tener una comprensión diferente de la igualdad de género en términos de la distribución sexual del trabajo, las VBG y la violencia sexual. Surgen las discusiones sobre los roles asignados culturalmente a los hombres y a las mujeres. Identifican, de alguna manera, cuáles son las cargas culturales y las cuestionan. Todo esto con el fin de poder promover acciones de cambio que vinculen a los hombres en la reflexión, pues son ellas las que evidencian la necesidad de hacerlo.

APRENDIZAJE 5.

Al dimensionar el concepto de lo colectivo y el actuar como grupo por parte de la población excombatiente, se fortalecen los procesos de reintegración y reincorporación con enfoque comunitario.



Las experiencias en los territorios visibilizan que, la acción colectiva adquirida en el marco de la insurgencia reúne a los excombatientes, y vincula a la población receptora en un diálogo que permite la reintegración a la vida civil, a través de procesos de reconciliación y convivencia en el territorio donde viven su cotidianidad y desarrollan su proyecto de vida. Este diálogo colectivo permite que se interpele la norma social y se cuestionen las relaciones de género, promoviendo la participación equitativa de hombres y mujeres.

Las acciones adelantadas en cada uno de los territorios permitieron observar que más allá de los discursos de las organizaciones responsables de la implementación, son los diálogos con la comunidad excombatiente los que promueven un ejercicio reflexivo y permiten cuestionar la masculinidad hegemónica, esa con la que se encontraron al volver a la vida civil, la cual se contrapone al pilar fariano de igualdad y su ejercicio de la Corresponsabilidad, mostrando desde donde se pueden dar las reflexiones de género y de las masculinidades, toda vez que emerge como una alternativa para la continuación de la lucha política en nuevos escenarios, a partir del acuerdo de paz.

        Esta relación se presenta, en el ejercicio realizado con hombres en el ETCR La Variante Tumaco, en donde se cuestionaron el lugar de los hombres farianos, que como colectivo, en su lucha no fueron vencidos, pero que ahora tras su desmovilización vienen siendo permeados por un modelo de masculinidad hegemónica, que puede ser transformado desde la participación colectiva fundamentada en el principio de la igualdad.

        La propuesta comunitaria de la Vereda Colinas permitió la participación colectiva en la realización del bazar y juego de roles donde, a través de un circuito de labores del hogar, los hombres competían y demostraban sus habilidades en las tareas de cuidado. Allí, se dio una comprensión de los conceptos que traía el socio implementador desde su apuesta conceptual, y los convirtieron en una acción comunitaria.

        En Dabeiba Antioquia, la formación política que posee el colectivo, adquirida en el marco de la insurgencia, mantienen vigencia cuando algunas organizaciones e instituciones, llegan a proponer temas de género, a contar una historia clásica y estereotipada y la respuesta de la gente excombatiente, es que no se identifican con esas historias, la FARC considera que “son gente que viene de un proceso, de una vida diferente”.

        Desde la experiencia en Cauca, la noción de lo colectivo se expresa al encontrar que hay hombres que no se van a meter de lleno en las reflexiones de género, pero sí le siguen el hilo y sienten que no es un tema de: los buenos, los malos, que las mujeres son las enemigas, sino que es un tema que favorece el desarrollo humano en términos colectivos, en los territorios, y que favorece incluso el trabajo de las cooperativas.

Adicionalmente, en todas las experiencias y a causa de la formación política y comunitaria que obtuvieron cuando estaban en filas, las mujeres excombatientes ponen en el escenario de la acción comunitaria la experiencia vivida por ellas, en contraste a las trayectorias de las comunidades, llevando a que se fortalezca el ejercicio conceptual y de formación de las organizaciones implementadoras.

Así la participación de la comunidad tanto en el proceso de formación, talleres, discusión y reflexión posibilitó el diálogo abierto y mostró cuáles fueron los aprendizajes y reflexiones por parte de todos los actores involucrados, incluidas las organizaciones responsables de la implementación. Se constituyó este, en un ejercicio de ida y vuelta que permitió a los y las participantes proponer desafíos y acciones que lograron llevar a otro nivel la discusión. Se apeló a la lectura que realizaron las organizaciones Implementadoras en los distintos territorios, y se dio inicio al proceso en la lógica del espacio de formación a través de una propuesta que responde a unos desarrollos conceptuales y metodológicos propios, pero es el territorio, su contexto y, sobre todo sus participantes, quienes determinan las necesidades, el accionar y la reflexión, en el marco del proceso formativo.