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Género: Un concepto básico; masculinidad, lo básico de un concepto
Solo se
ve lo que se mira, y solo se mira lo que se tiene en la mente. A. Bertullon.
Los
sistemas de representación del mundo social que nos ofrecen las ciencias
sociales y sus disciplinas conectadas, experimentan desde mediados del siglo
XX, amplios desarrollos y sus más
notables expansiones; estas ciencias han
presentando luego de la Segunda Guerra Mundial una perspectiva crítica frente a
los conocimientos que venían elaborando, reproduciendo y validando.
Hoy en
día la obediencia a la norma, a los valores o creencias establecidas históricamente,
se alejan de los modelos acríticos que las perpetuaban porque si y se encausan
en otras perspectivas que les explica como conceptos sociales desde la
relatividad cultural y la posibilidad de transformarse en sentidos menos opresivos y discriminatorios.
Para 1960 los signos de una sociedad que se manifestaba frente a la
discriminación, la ruptura de la familia, las diásporas raciales, los cambios
ambientales y ecológicos, el hambre en el mundo, la educación sexual y el sexismo; redescubren para la humanidad
desde las ciencias sociales problemas que deben ser asumidos desde nuevos
conocimiento y aportes de la ciencia y la academia.
Se
reconoce desde los diferentes enfoques feministas, sustanciales aportes para la reconfiguración del mundo y pensamiento de la humanidad; en especial en
ciencias como la sociología y la antropología, donde sus propuestas educativas
reflexivas y críticas lograron explicitar el control social que cumple el androcentrismos. Desde los diferentes
feminismos ganan espacios en su uso y empleo términos como patriarcado, género,
igualdad, diferencias y más recientemente masculinidades.
El término
que nos ocupa en esta oportunidad es el de género que en sus muchas acepciones
como categoría, como sistema, como método de análisis, como perspectiva, logra
irrumpir “en el mundo de las ideas y comenzar a develar sus implicaciones, empieza a producir cambios simbólicos y
políticos en la humanidad.” Y desde allí se consolida como concepto. (Sanchez, 2010) , En la actualidad es frecuente que la
acepción más referida, lo ubique para
aludir a las diferencias sociales entre varones y mujeres en toda las etapas
del ciclo de la vida que son aprendidas y, aunque están profundamente
arraigadas en cada cultura, son cambiantes a través del tiempo y tienen
variaciones amplias tanto dentro como entre culturas. (IASC, 2006) . Estas asignaciones socialmente construidas a
razón del sexo, son representadas en atributos, oportunidades y relaciones que se
aprenden, determinando roles, el poder y los recursos para hombres y mujeres.
Históricamente
se ha presentado atención a las relaciones de género porque era necesario
analizar, comprender y responder a las necesidades y circunstancias de las
mujeres, ya que estas suelen verse más desfavorecidas que los hombres, pero hoy
por hoy, se reconoce cada vez mas que es también necesario tener mayor
conocimiento acerca de que afrontan los hombres y los niños en situaciones
especiales de desventaja y vulnerabilidad ante los postulados y paradigmas
tradicionales y opresivos de género.
La
construcción de género para los hombres – la masculinidad- a terminado siendo “un lastre” porque
“estamos obligados a demostrar que somos hombres de verdad” algo que implica
ser alguien que tiene éxito en lo publico, tener poder, mostrarte competitivo,
duro, triunfador”, negando la emocionalidad, la vulnerabilidad, el
sentimentalismo y la ternura. (Benitez Salazar, 2013)
El género
como categoría comprende tres instancias básicas: la asignación del género con
base en la apariencia externa de los genitales en el momento del nacimiento, la
identidad de género que se establece entre los dos y tres años, y el rol de
género o la identidad subjetiva que resulta de la adopción de las normas y
prescripciones que dicta la sociedad y la cultura. (Garcia
Suarez, 2003)
El
concepto de género a permitido que en nuestro país en los últimos 10 años se
logre instalar la pregunta frente a la necesidad y el cómo vincular a los hombres en temas como violencia
sexual, violencias contra las mujeres, salud sexual y reproductiva,
construcción de paz. Abriendo así camino para que emerjan y se posicionen lo
que desde la década de los 80s se evidencia como trabajos de masculinidades en
nuestro país.