domingo, diciembre 30, 2012

"Cuando los hombres nos miramos a los ojos"



En esta oportunidad  con la iniciativa de Fundación Plan, nos dimos a la tarea de acercar a los hombres de sus oficinas en todo el país, a las reflexiones de género desde su propia identidad masculina.  Desde la metáfora de mirarnos al espejo los participantes logran hacer evidente el proceso de convertirse en hombre y avanzar frente a sus primeras aproximaciones para definirse  desde el  orden biológico a la explicación de ser  desde el desempeño social más loable, “Padre de Familia”, Al ser superadas se logro ir más allá de la explicación genética e ir encontrando en el recorrido de su vida, el peso de los referentes culturales propios de la época  y  de uno que otro hombre que en la mirada de la interacción social del pasado dejaron huellas en lo que ellos definieron su masculinidad.


Los recorrido por la historia personal de cada uno de los participantes desde su infancia, pasando por la juventud y llegando hasta la adultez, recupero de la  memoria esos hombres que se referencian en la construcción masculina individual y cuales fueron esos  momentos que marcaron como acontecimientos en el significado de ser hombre. Abrir los ojos y contarse ante el espejo su historia, permitió recrear algunos personajes llenos de trascendencia y significado:


“Si hubo gente muy valiosa,  un sacerdote en el colegio donde estudié, le dije a los diez años de edad, yo quiero ser sacerdote, entonces el tipo me sentó un día en el parque, y me dijo: vea, yo soy hermano porque en el pueblo de España donde yo nací solo tiene un hombre, “hombre” por eso es que lo traigo a colación, solo tiene tres opciones: ser cantante, ser futbolista o ser cura. No tengo voz, me lesioné la rodilla, adivine que quedó…”, me dijo piénselo, tome tiempo…  tranquilo, vívalo" (voz participante).


Siempre estamos en conversaciones con otros hombres, pero transitamos en conversaciones lejanas a lo vital, Para el momento del taller, y luego de realizar las reflexiones concernientes a los ejercicios anteriores,  se hizo la invitación al grupo para ver a los hombres a los ojos y encontrar en ellos al ser humano, al que puede conectarse con la vida y que requiere comunicar desde su intimidad los dolores, los miedos, las frustaciones, las angustias, los sueños, las emociones y los amores. Un momento para quitar las corazas propias y las corazas con que asumimos al otro, perder el temor a vernos humanos, sensibles y vulnerables y que cada uno pueda hacer una reflexión sobre lo vivido en el encuentro del día.

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