martes, enero 01, 2013

“Masculinidades & Cultura de Paz” -Proceso de apoyo técnico en masculinidades-


Con participantes lideres,  de municipios  del Oriente de Caldas y de Cundinamarca, miembros del Consejo de Equidad de Género y otros procesos que acompañan el PDP – MC, se fue abriendo camino y emergió  en clave de hallazgos elaboraciones y aprendizajes de grupo,  este abordaje innovador en el tema de las masculinidades.

Cada  encuentro con el grupo pudo leerse en sintonía con  iniciativas que se  esfuerzan por afectar  estratégicamente las condiciones culturales que mantienen y perpetuán concepciones del ser hombre y mujer que favorecen las violencias, haciendo consiente, visible y comprensible construcciones socio-culturales de género que involucran tanto creencias, como prácticas y valoraciones de los roles,  que se traducen en identidades normativas, construidas como un sistema binario, en oposición, que se transmiten a manera de mandatos en la familia, la escuela, los medios de comunicación y demás instituciones de socialización y que se constituyen en  pilares de la feminidad y la masculinidad tradicional.



Mandatos que reproducen unas relaciones de poder, o relaciones de género, que conllevan desigualdades y que son soporte de todo un sistema social: el patriarcado,  lograron emerger en las conversaciones con los participantes y el equipo facilitador, en momentos sensibles donde las historias personales sirvieron de ruta y camino para avanzar en el desarrollo del encuentro. El ser “caballeroso” valorado como una característica que se presenta en lo que nos han dicho del como ser hombres, en como actuamos como hombres y  en lo queremos ser como hombres, es uno de los elementos que ejemplifican como en el proceso de  convertirse en hombre, los factores sociales y culturales desempeñan un papel determinante en eso que antes para ellos era "evidente biológico", la masculinidad.



Era evidente que a  muchos participantes  se les ha creado en el opuesto: “a una mujer no se le permite hacer actividades de hombres y a los hombres no se le permiten hacer actividades de mujeres”(voz participante) ,  limitando la experiencia humana a la comprobación y respuesta de unos desempeños instituidos en un orden más estructural y que deja por fuera el sentir particular y las conexiones individuales que hombres y mujeres puedan elaborar en su interacción social.
Nos han vendido formas de ser exitosos: el que gana plata, el que se casa, tiene hijos, el que tiene, carro, “el que tiene”. Son exigencias en una sociedad que está basada en el consumo y la acumulación. Y desde allí se da una presión hacia los hombres de ser los proveedores de la familia y cumplir los mandatos masculinos establecidos por la cultura que permiten expresiones violentas entre y desde el género masculino Parece haber una creencia en la cultura y la sociedad respecto a los hombres según la cual, eres más hombre entre menos humano seas, en el sentido de mostrarte más violento y no conectarte con el dolor del otro.
Un grupo que ha logrado hacer de sus visiones de género un aspecto más dinámico, un ejercicio permanente para avanzar en la equidad de género al preguntarse e interpelarse por los impactos que pueden generar en ellos y los otros y otras,  creencias y prácticas de género (masculinidades – feminidades) ya definidas. O por definir.



Con el transitar por este proceso las visiones de género, violencia y paz que se van movilizando permiten que surjan preguntas de su tránsito.  ¿Por qué los hombres para la guerra? ¿Por qué para los hombres el servicio militar obligatorio? ¿Por qué hombres y mujeres al servicio de un sistema de prácticas y creencias que va en detrimento de la convivencia? Preguntas que alimentaran  y provocaran la discusión aun después del cierre de este apoyo técnico.